Por Roberto Veras.
La credibilidad no es algo que tienes automáticamente, ni es algo que puedas otorgarte a ti mismo, es algo que otros te otorgan. Y, como la belleza, la credibilidad está en los ojos del espectador.
Tenemos excandidato que por su rechazo en la circunscripción numero dos no sacaron un solo voto, hoy buscan notoriedad atacando el trabajo municipal, y solo lo hacen para que otros lo vean como creíble, y de manera consistente y deliberada para lograr la credibilidad que no tienen en el municipio.
Adquieres tus valores a lo largo de tu vida y así como tienes valores que utilizas para juzgar a los demás, también los tienen todos los demás. El problema surge cuando quienes juzgan tu credibilidad tienen valores diferentes a los tuyos.
Tu reputación es algo que tienes, lo sepas o no. Y, desafortunadamente, puede obtener una mala reputación muy fácilmente. Por ejemplo, si alguien más valora la devolución rápida de las llamadas telefónicas y usted no devuelve habitualmente las llamadas telefónicas, rápidamente obtendrá una mala reputación como alguien que no cumple.
La buena noticia es que puede mejorar su reputación trabajando en ella, lo que inevitablemente aumentará su credibilidad. Simplemente necesita pensar en los comportamientos que elige y el tipo de reputación que desea ganarse.
Por lo tanto, averigüe cuáles son las expectativas que la gente tiene de usted y luego respóndalas. Además, observe a las personas que tienen éxito o que cree que tienen una buena reputación. ¿Qué comportamientos eligen y por qué la gente les ha otorgado credibilidad?
Finalmente, tenga en cuenta que ser simpático no juega un papel importante en su credibilidad.